miércoles, 28 de marzo de 2012

Cuando no te importa nada más.

Infinito es una palabra un poco grande, inmensa, adimensional. Poco para describir las inumerables horas, los incansables enfados o tal vez las incontables risas. Nada puede asemejarse a tantas mañanas, tardes y noches de 16 añazos compartidos, nada. Todo, dejemoslo ahí, porque son las tan pequeñas cosas; como el roce de los pies en el sofá intentando no pasarse de la raya que divide el medio, medio de un gran sofá en el que no queremos encontrarnos, o las tantas veces y ya maníacas de lavarse los dientes en el mismo baño y mirarnos en el espejo y soltar una risa de complicidad, o darnos tantas voces que te duele el alma, tal vez por ello a los cinco minutos te olvidas de todo, nada te da igual, son ellas y nadie más las que pueden sacar lo mejor de ti y los más hondos sentimientos de odio que al momento pueden convertirse en una anécdota o cualquier pelea tonta que acaba por compartir más cosas y tener más confianza los unos en los otros... son tantas las pequeñas cosas que hacen su gran todo.
Todos estos estos sentimientos se empiezan ha sentir desde que eres tan pequeña, que no sabes lo grande que es el papel que te ha tocado. Al principio son como dos juguetes, un pequeño regalo, pero son ellas, tus hermanas, las que seguirán tus pasos, te imitan, aprenden, eres su guía. No lo has decidido, es el papel que se te ha asignado y lo acabas cogiendo por gusto o por asco, pero todos los triunfos compensa todo lo demás.
Caricias, besos, cariño y risas. Por otro lado, peleas y sentimientos de detesto, todo era tuyo y ahora había que compartir... Acabas aprendiendo. Poco a poco se acaban forjando en ti los deseos de verlas reír, disfrutar y quieres protegerlas, son tus pequeñas.
Hoy, 16 años después, creo que tuvimos la gran suerte. Todo el mundo puede elegir con quién compartir su vida, sus momentos y todo lo que quieran, nosotras no tuvimos otra opción, digamos que tuvimos otra suerte.







sábado, 24 de marzo de 2012

No me preguntes el por qué, pues no lo sé. Creo que es algo así como que te siento diferente. Te quiero porque me haces reír y porque haces de cada momento algo especial, porque cuando estoy contigo el mundo entero me da igual y todos los problemas desaparecen. Te quiero porque eres como eres siempre, sin diferencia alguna, porque cuando te veo alejarte el mundo entero se derrumba y solo espero que pasen los minutos para volver a perderme en lo mejor de ti. Porque me enamoras a cada momento y porque creo que cada día conozco algo nuevo de ti, algo que más allá de que sea tuyo me vuelve a encantar como todo lo anterior. Te quiero por encima de cualquier pero y por debajo de cualquier quizas. Me encanta cuando me haces picar y al momento me dices todo lo que se te ocurre y con una sonrisa me haces reír. Te quiero a ti por ser como eres y no hay más. Te quiero hoy, mañana y siempre.