jueves, 27 de septiembre de 2012

Brillar.

En el mundo ya no hay sitio para los soñadores, para las personas que creen en algo mejor, para los que creen que sentarse a observar las nubes y los vaivenes de una mariposa es lo único que importa en una tarde de primavera. No hay sitio ni para los que creen en el amor eterno, la magia del primer beso. Tampoco para los científicos, los historiadores, escritores, traductores, médicos... Vivimos en una sociedad cada vez más elitista donde la única forma de destacar se consigue con dinero. Se compra la voz, el voto y los pensamientos. Nos atraen con nuevas tecnologías, con nuevos avances que, al fin y al cabo, lo que hacen es abstraernos de la realidad, es el principio de la era de los chips y de tenernos a todos controlados por las redes, las ondas o las masas. Cada día que amanece despierto pensando que no existen los ordenadores, los móviles de última generación, que salir a la calle será un respiro de aire fresco en el que paseando te vas fijando en la naturaleza, las piedras del camino, aprendes que detrás de cada esquina cada día hay algo nuevo, bien puede ser encontrarte con un estudiante, un anciano, un escarabajo... que los días no parezcan todos iguales y que la gente no vaya con tantas prisas, sin mirar a su alrededor y no esté tan centrada en los pequeños aparatos que nos llevan hasta el punto de no enterarnos de quienes son los que pasan a nuestro lado cada minuto.
Solo hay una manera de destacar, y esa es brillar por encima de los límites. Volar aunque no tengas alas, sentir que cada día es una nueva oportunidad para no caer en los vicios que se imponen en masas. Saber que aunque no valga para nadie, al menos todo vale para ti. Que así eres feliz y que da igual que no sirva de nada observar las mariposas, las nubes. Mirar a tu alrededor y reír con un niño que pasa a tu lado y se te queda mirando como diciendo que de mayor quiere ser como tú, un soñador.
Porque no hay otra forma de pasar por el mundo que dejando una huella que te identifique y sobre todo de brillar y dejar un poco de ti en los demás, aunque ellos al principio no lo noten. Hacer que se sienta más tu ausencia que tu presencia es la clave para conseguir el éxito. Todos los triunfadores han sido reconocidos como tales cuando ya no se encontraban entre nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario