sábado, 12 de mayo de 2012

Tal vez la respuesta sea no preguntarse por qué.

Ya ves, creo que toda nuestra vida se resume en por qués, para qués, cuándos, dóndes... y todas esas preguntas que, sin respuestas, empezamos a hacernos... ¡Somos tan estúpidos! creemos que por "tenerlo" todo bajo control, por "tener" todo planeado, será todo perfecto, parece que nada puede salir mal, hasta que pasa. No queremos entender que las mejores cosas son las que no se planean, las que no se pueden decidir. Que lo que mejor sale, siempre, es lo que está guiado por la locura, la cordura es solo para cobardes... El mayor secreto de los valientes es no decir nunca que tienen miedo, luchar por lo que quieren, aunque en el intento caigan, se lastimen... Luchan por lo que creen, no se ponen metas, su meta será llegar hasta donde la vista ya no alcance y donde por sus propios medios ya no puedan avanzar más. Tal vez no sean todo lo felices que nos dan a entender, simplemente sonríen porque son fuertes y porque prefieren ahogar sus penas, su rabia, en intentos de estar bien, en momentos pasados con los que realmente merecen la pena, pero sin saberlo, se van desgastando, poco a poco... empiezan llorando por las noches, cuando todo está en silencio sin que nadie pueda verlos ni oírlos y se levantan cada día con las cosas muy claras : Hoy toca ser fuerte, otra vez. Les salen las cosas mal, tienen sus metas torcidas, les es difícil ver la luz al final del túnel, pero cada día tienen la seguridad de que cada paso que den, será decisivo para avanzar en su gran camino, en esa lucha contra los problemas. Son fuertes y nadie mejor que ellos pueden saberlo, se preguntan el por qué de todos sus errores, de todas sus condenas y sin más, no encuentran respuestas... Ellos creían que todo lo tenían perfecto, lo tenían todo atado de punta a extremos y viceversa, cuando eran felices, no pensaban en nada más, simplemente disfrutaban con todo lo que tenían y de repente un día se torció todo ello, en un simple adiós sin beso, en un simple final que ni ellos mismos se esperaban.
Así son los finales, el mío es abierto y no encuentro ninguna respuesta lógica para terminar de definir la respuesta. Soy valiente, soy fuerte, y escondo todos mis miedos detrás de una gran sonrisa con la que, simplemente, pretendo refugiarme de mi mayor miedo, el miedo a no creer en mi... sin saber que, poco a poco, me voy haciendo débil, que mis metas se ponen cada vez más lejos y que solo dependo de ti. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario